ABDUCIDO

Primer Lugar

La vieja radio a pilas dejó de tocar. Maldonado, recostado en su cama, descansaba después de una dura jornada donde había recorrido la fría pampa, una vega donde las ovejas capeaban el invierno. Su cansancio no fue vencido por el silencio, el sonido de los resortes del viejo catre oxidado se apoderó del puesto olvidado en la estepa. Se puso de pie, una luz penetraba por la pequeña ventana. Abrió la puerta, la luz se apoderó del lugar. Dos seres lo miraban intensamente, Maldonado avanzó hacia ellos. La luz se apagó, Maldonado ya no estaba. La radio comenzó a tocar.

Eduardo Calbucoy Pichuncheo, 58 años
Punta Arenas

Ilustración: Juan Lievre