JINETEADA

Mención Honrosa

El gauchito revoleó el rebenque y el tordillo enloqueció, arqueó su lomo manchado y de un brinco salió del palenque. El polvo no permitía distinguir quién era la fiera en ese baile de guapos amarrados por la ira; así, el jinete se aferraba como podía al rabioso torbellino. Justo frente a la tranquera, el bagual corcoveó liberando su carga, al tiempo que a lo lejos sonaba una campana; el jinete levantó su puño orgulloso y el tordillo saltó a la libertad. En la estancia nunca más se le vio, pero anda por ahí: se siente la brisa que deja al galopar.

Mauricio Mayorga Mimica, 47 años
Punta Arenas

Ilustración: Ruben Sillard