Mención Honrosa
Nadie sabía más de barcos ni de marineros que Charlotte, la regenta del más desprestigiado quilombo de la vieja costanera. Su ángel brillaba con las luces de colores, que disimulaban bajo un tosco maquillaje una gran pena: La nostalgia en aquel buque infame, que se llevó su corazón navegando hacia el oeste y dejó como propina unos pocos billetes bajo la almohada. Con sus ojos somnolientos, pegados en la ventana, cada día escudriñaba el estrecho identificando los vapores que pasaban y en las noches alicoradas, en la bruma del tabaco, contorneaba su cuerpo entre brazos tatuados con anclas y sirenas.
Mauricio Mayorga Mimica, 49 años
Punta Arenas
Ilustración: Tomás Saavedra