MENCIÓN HONROSA
Cuando Jorge me dijo que iría a la plaza para tocar su guitarra, sabía que había algo malo en él. Tenía una sonrisa forzada en su rostro. Además, su voz tenía un tono quebradizo, diferente al que solía tener por las mañanas cuando sobrevivíamos al frío de la noche. No me di cuenta en el momento en que el sol empezó a ocultarse en las montañas y empecé a temblar por el frío. Entonces entendí que Jorge no volvería. Él iría a su casa en la 18 y yo me quedaría aquí, aullando con los demás perros bajo el puente.
Ignacio Rojas Maldonado, 22 años
Punta Arenas
Ilustración: Rodrigo Úrzúa