Premio al Mejor Relato de la Memoria
En una tarde gris, ventosa, apenas se oían las noticias en Radio Ibáñez por los ladridos de los perros del barrio. Estaba sola con la estufa encendida, echada sobre la mesa con desordenados recortes de prensa. La foto carnet ampliada seguía pegada en la pared. ¡Toc toc! ¿Nuevamente una pesadilla? ¿Dónde se lo llevaron? Caminó arrastrando las pantuflas por el piso de machimbre cargando el peso de cada segundo de búsqueda. Desconfiada, abrió la puerta suavemente. El frío entró y con él, más alto, delgado, barba larga… casi irreconocible, el hijo. Gracias, indiecito, por favor concedido.
Paola de Smet d’Olbecke Errázuriz, 52 años
Punta Arenas
Ilustración: Diego Oyarzún